Presentación en Buenos Aires de dos libros de Meschonnic. 26 de Noviembre de 2007
Tenemos el agrado de invitarlos a la presentación de dos libros de Henri Meschonnic:
"La poética como crítica de sentido" MÁRMOL-IZQUIERDO EDITORES
"Un golpe bíblico en la filosofía" EDICIONES LILMOD
Con la participación de:
Hugo Savino
Laura Estrin
Diana Sperling
Coordina Isabel Goldenberg
El evento se realizara este lunes 26 de Noviembre a las 20 horas en el "Centro Cultural de
la Cooperación" Dirección: Corrientes 1543
Para más información puede comunicarse con las siguientes direcciones:
libros@libreriadelmarmol.com.ar
edicioneslilmod@gmail.com
Presentación en Buenos Aires de "La poética como crítica del sentido"
Isabel Goldemberg y Hugo Savino
Un poema nos pone en el lenguaje, nos hace oír los acentos de una vida, el hilo de esa vida, nos ayuda vivir. “Toda mi vida está en mis poemas, mis poemas son el lenguaje de mi vida” (Henri Meschonnic, Vivre poème, p. 7)
La poética, en lo que se escucha, en lo que se dice, busca la escucha contra la razón del signo. Hace la pregunta contra la sordera del signo. Avanza en esa selva. Escucha que nos trae la noción de ritmo, la implica, la trama, es una organización del movimiento de la palabra en el lenguaje: es su fuerza, su temblor, su pregunta incesante. Pensar el ritmo es articular el cuerpo al lenguaje. Ese pasaje.
La poética de Henri Meschonnic además de una práctica del ritmo nos permite agujerear el sentido, nos pone en un frente a frente con los tics, con los clisés del lenguaje. “Y declaro enseguida: el poeta es poeta cuando no sabe lo que hace. El teórico es teórico cuando reflexiona sobre lo que no conoce. El traductor es traductor cuando da a oír lo que hace un poema y no solamente lo que dice. Oír lo que la traducción borra. Los tres tratan de encontrar las preguntas que las respuestas de lo cultural esconden” (Vivre poème, p.9). Leer Meschonnic y responder Meschonnic, sin la preposición a, conservando ese impulso de Claudel , ese: “Escucho. No siempre comprendo, pero igual respondo”. Reinventarnos en la lectura, en el vivir-lenguaje, salir del lugar común es una travesía de todos los días. “No hacen falta muchas palabras para transformar nuestra relación con el mundo, y con nosotros mismos” (Vivre poème, p.11) Salir del simil es animarse a la pregunta. Esta traducción se fue haciendo en el trabajo de una lectura sobre el lugar común, el clisé y los estereotipos en el lenguaje. Henri Meschonnic fue nuestra estrella del pastor. Nos llevó de nuevo a Saussure y nos abrió Humboldt. Y Émile Benveniste: una lectura siempre en curso. Como diría Bertrand Noël fueron estaciones. Distintas. Estaciones de la lectura y de la discusión, de los intercambios de ideas, de la lectura en voz alta de los trabajos de Henri Meschonnic. Estaban los amigos, la felicidad de la discusión. Y la complicidad. Entendimos claramente la diferencia entre polémica y crítica: “Yo paso de tal manera por un polemista, que se podría creer que una reflexión no se constituye y no dura más que dirigiéndose contra un adversario, real o supuesto. En lo cual inmediatamente se hace lo que no ceso de decir: se confunde la polémica y la crítica.
La polémica, esa retórica para tener el poder, la opinión de los otros; la crítica, como búsqueda de los funcionamientos y de las historicidades. Olvidando observar que la polémica, contrariamente a lo que se cree, no está en la argumentación, el debate: ella prefiere la táctica del silencio sobre el adversario. Sé de qué hablo. La búsqueda del sujeto no se funda contra, sino hacia.” (Entrevista con Henri Meschonnic, realizada por Jacques Ancet). La cita para situar, para situarnos, no para definir. Para seguir en pregunta, mal que le pese a la figura del signo. Si seguimos a Henri Meschonnic podemos decir que la implicación recíproca de los problemas de la literatura, del lenguaje, y de los problemas de la sociedad hacen eso que él llama la poética: la trama, el lazo, la relación de la ética, la política, el poema y la historia. Así, dialogando con sus escritos, nos encontramos con el pensar Humboldt, una inmersión profunda y también en curso, con una forma de abordar la interacción entre lengua y pensamiento planteando una teoría del lenguaje crítica a los clisés establecidos. Se reformula entonces la relación con el sentido y el lugar del significante. El lenguaje como una actividad concreta de los seres humanos reales. La fuerza del discurso como desafío, apuesta, que nos implica a todos contra cualquier símil, contra las imitaciones de moda, renovadas cada cinco años, que se hacen pasar por lecturas, todo esa falsa seriedad que invoca la autoridad de la filosofía de televisión, de la polémica, de la referencia de autoridad: el saber como mantenimiento del orden. Esa autoridad que ignora a Spinoza. Decimos Spinoza, porque Meschonnic lo trae a lo largo de toda su obra: “Se escribe para reinventar cada vez una “vida humana”, en el sentido de Spinoza en el Tratado político, es decir una vida definida no solamente por la circulación de la sangre, que se comparte con todos los otros animales, sino por la verdadera fuerza y la vida del espíritu. Son sus propias palabras.” (Vivre poème, p.11) El lenguaje es energía, trabajo del espíritu, es discurso de donde proceden las palabras y no a la inversa. El lenguaje pensado como discurso, como actividad poética no tiene nada que ver con el signo, tiene que ver con “trabajar en darse cuenta” del dominio del signo. Actividad relacionada. A la historicidad y no al historicismo. La poética trabaja en reconocer la historicidad propia del discurso. No busca respuestas, trabaja en reconocer preguntas, le interesa más el valor y el ritmo que el sentido o el signo.
Esta traducción va a contra-exactitud, a contra-normalización sintáctica, traducir es una actividad, un acto de lenguaje, estimamos que los poemas, los ensayos y las traducciones de Henri Meschonnic faltan en nuestra lengua. Esta traducción intentó apartarse de “la metáfora complaciente del pasador” (Poétique du traduire, p. 17). Escapar de las trampas del informacionismo: pero también hicimos el esfuerzo por tener presente que Sainte-Beuve está siempre entrando por la ventana. En este trabajo de recopilación, generosamente autorizado por Henri Meschonnic, tratamos de compartir la felicidad de leerlo y traducirlo. “Y si la poética es en primer lugar el trabajo del poema, del vivir poema, y luego el trabajo sin fin para reconocerlo, entonces la poética es ella misma una antropología, una ética, una política” (Vivre poème, p. 31). Lo intempestivo de su poema empieza a abrirse una vía.
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